¿Celebrar o repudiar?
Los guatemaltecos andamos de capa caída en vísperas del bicentenario de la independencia de Guatemala. Unos critican al gobierno por gastar en actos celebratorios en medio de una pandemia. Otros asumen una actitud de auto flagelación: les abruma la lista de males pendientes de resolver, 200 años después de la independencia. Al comparan nuestra realidad contra un parámetro ideal, nuestro país les parece maldito. Una tercera voz, más radical, repudia el pasado. Contagiados del marxismo cultural y las teorías críticas de la raza, sostienen que la firma de la independencia no eliminó de nuestras vidas la huella española, considerada perversa y opresora. Entre esta tercera voz hay quienes sueñan con propiciar una revolución socialista y totalitaria.