La preferencia temporal es un concepto praxeológico (de la acción humana), por el cual todos los humanos preferimos bienes presentes que bienes futuros.
Pero estamos dispuestos a esperar, siempre que la espera sea compensada en la especie del bien a recibir; a esta compensación le llamamos interés originario, el cual es modificado por una prima de riesgo para obtener la tasa de interés real.
La tasa de interés es entonces el precio del tiempo de espera entre el valor presente y el valor futuro. Es el precio del crédito, y no erróneamente el precio del dinero como muchos le llaman.
La emisión de dinero fiduciario y consecuente manipulación de las tasas de interés, de larga trayectoria, constituyen lo que conocemos como política monetaria y crediticia; monopolio de los Bancos Centrales en casi todo el mundo.
Veamos el caso de la Reserva Federal de los EE.UU. (su banco central desde 1913), cuando en la década de los setenta, durante los gobiernos de Nixon y Carter, tuvieron que soportar una tasa de inflación alta para los estándares de ellos.
Al subir Reagan al poder en 1981 , el presidente de la Fed, Paul Volcker, incrementó las tasas de los bonos del tesoro de diez años a casi el 16% p.a. y la tasa de los T-bills de un año a casi el 17% p.a.
El resultado fue reducir la inflación, devolver la confianza en la economía e iniciar un ciclo de prosperidad económica de varias décadas. En 1990 los bonos de diez años pagaban cerca de 8% p.a. (tasa de mercado), pero con Greenspan presidiendo la Fed se adoptó la política keynesiana de estimular la economía forzando las tasas por debajo de las que pondría el mercado, incluso debajo de la inflación. Actualmente los bonos de EE.UU. a diez años pagan 0.7% p.a. y el target inflacionario es de 2% p.a.
Para los cortoplacistas, las tasas muy bajas estimulan la economía, especialmente en vivienda y consumo, además de reducir el desempleo.
Para los realistas, aquí me incluyo, estas tasas artificialmente bajas causan una burbuja económica insostenible como ya lo hemos experimentado en el pasado; estimulan un endeudamiento de personas e instituciones que será impagable en el mediano plazo. Además reducen el monto de las pensiones de los jubilados, y en virtud que el servicio de la deuda de los países se reduce temporalmente, estos toman más préstamos que se van en ineficiencia y corrupción.
Los inversionistas institucionales e individuales ante la imposibilidad de obtener rendimientos con instrumentos grado de inversión (BBB), están comprando bonos de menor calidad, e.g. Bonos de Guatemala (-BB) a diez años con rendimiento inferior al 4% anual.
Gracias o culpa de la Fed, del Banco Central Europeo y de los Organismos Multilaterales, tanto países industrializados como emergentes, están asistiendo a un banquete de deuda soberana en el cual colocan billones de dólares y Euros en bonos con tasas bajas pero impagables. La historia se repite.
* Publicado en El Periódico el 06 de octubre del 2020. https://elperiodico.com.gt/opinion/2020/10/06/la-manipulacion-del-dinero-y-del-credito/

Federico Bauer
consejo consultivo
1933