Milei, profesor de la libertad

Carroll Ríos de Rodríguez / Catedrática y directora del CEES / crios@cees.org.gt

Publicado: Guatemala, 8 de julio del 2025

¿Mercado libre o club de burócratas? Carroll Ríos de Rodríguez analiza el discurso de Javier Milei en Mercosur. Ríos explica cómo la integración regional solo prospera con mercados realmente abiertos.

El 2 y 3 de julio de 2025 tuvo lugar la 66a. cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) en Buenos Aires. Las autoridades de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay suscribieron el Tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991, mediante el cual se fundó Mercosur. Venezuela se sumó después, pero está suspendida desde 2016, y Bolivia se convirtió en miembro pleno en 2024.  A la reciente reunión asistieron representantes de los países miembros y de los Estados asociados, como Chile, Perú y Surinam.

El presidente anfitrión, Javier Milei, aprovechó la oportunidad para comunicar su visión liberal: “En foros y encuentros como este, la norma es hablar diciendo lo menos posible… Nosotros preferimos decir una verdad difícil, a decir una mentira confortable”.

En tono de docente universitario, Milei explicó que Mercosur se descarriló de su propósito de fortalecer las economías del Cono Sur a través del comercio libre. Con los años, Mercosur cayó en una inercia destructiva y se moldeó a la ideología política preferida por los mandatarios de turno. Incluyendo a los expresidentes de Argentina, muchos mandatarios son de mentalidad mercantilista e intervencionista.

Además, Milei lamentó la “burocracia elefantiásica” de la organización. Mercosur emplea a alrededor de 200 personas, sin contar a los asesores temporales, y su presupuesto es de aproximadamente US$15 millones anuales.

Fue evidente el poco eco que recibió la voz liberal de Milei. Recordó intentos previos en favor de la libertad, también solitarios, de exmandatarios como Mauricio Macri y Jair Bolsonaro. “Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos acompañados o solos”, sentenció Milei. De hecho, Milei ha optado por suscribir acuerdos bilaterales debido a la tendencia intervencionista del foro.  Está convencido de que los países latinoamericanos necesitan con urgencia más libertad para generar más trabajo, inversión, actividad económica y comercio.  La visión de Milei chocó con la del presidente brasileño, Lula da Silva, quien lo sucedió en la dirección de Mercosur.  Da Silva prefiere atender cuestiones como la justicia social, la igualdad de género, la lucha contra el racismo y el cambio climático.

Milei explicó que los mercados deben convertirse en puntas de lanza de libertad en vez de cerrar las economías nacionales al intercambio comercial con una “cortina de hierro”, y así dejar atrás un complejo entramado de intereses empresariales especiales. Mercosur debe abandonar la excesiva politización, el proteccionismo regional y el estancamiento institucional.

El discurso de Milei es opuesto al de Donald Trump, quien con su mantra de “América primero” se decanta por el proteccionismo nacional y por elevadas tasas arancelarias.  Ojalá Milei tuviera una poderosa influencia sobre los gobernantes a nivel mundial, más allá del Cono Sur.  Centroamérica, por ejemplo, se ha beneficiado de adoptar una actitud positiva hacia la globalización y la apertura al comercio internacional.  Hasta cierto punto, el Sistema de Integración Centroamericana (Sica), que también se originó en 1991, ha sido más exitoso en abrir sus mercados al mundo, especialmente mediante tratados con potencias como Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur.

La reciente cumbre de Mercosur deja en evidencia otra cosa: las entidades creadas ostensiblemente para fomentar el mercado libre pueden y suelen desvirtuarse. Pese a su nombre, y a un enunciado fundacional claro, se van convirtiendo en herramientas para regular y dirigir desde el gobierno a los mercados, y para conceder privilegios.  Necesitamos más explicaciones de las consecuencias empobrecedoras del estatismo.