¿Por qué atrae el socialismo a los jóvenes?

Carroll Ríos de Rodríguez / Catedrática y directora del CEES / crios@cees.org.gt

Publicado: Prensa Libre/ Guatemala 18 de noviembre del 2025

¿Por qué tantos jóvenes abrazan el socialismo? Carroll Ríos de Rodríguez explica cómo la mezcla de desconocimiento histórico, mensajes culturalmente progresistas y cámaras de eco digitales está moldeando una generación que desconfía del capitalismo y se inclina por modelos estatistas.

Analistas afirman que el voto juvenil fue decisivo en la elección de Bernardo Arévalo en Guatemala y de la presidenta de izquierda Claudia Sheinbaum en las elecciones de 2024 en México. Zohran Mamdani, el nuevo alcalde abiertamente comunista de la Ciudad de Nueva York, logró el favor de 75% de los jóvenes votantes. Más de uno en cuatro jóvenes acudieron a las urnas, lo cual constituye un nivel de participación elevado en contiendas municipales. En la otra punta de Estados Unidos, Seattle, la nueva alcaldesa socialista, Katie Wilson, también debe su victoria en gran parte a electores jóvenes.

Jóvenes británicos entre los 16 y 34 años prefieren el socialismo al capitalismo según un estudio realizado por el centro de investigación Instituto de Asuntos Económicos (IEA). El 67% de los encuestados expresó un deseo de vivir en un sistema económico socialista. El Instituto Cato, de tendencia libertaria, realizó un estudio similar este año entre jóvenes de 18 a 29 años en Estados Unidos. El 62% de los encuestados opina favorablemente del socialismo y 34% tiene inclinaciones comunistas.

Es preciso hilar más fino: no son iguales los miembros de las generaciones Y, Z y Alfa; además, las mujeres opinan distinto de los hombres. Las generaciones Y, Z y Alfa tienden a ser socialmente más liberales que las generaciones anteriores y tienden a atribuir al Gobierno más funciones; no obstante, la generación Z es un poco más conservadora que la anterior (Pew Center). Por otra parte, las mujeres se han radicalizado hacia la izquierda, mientras en años recientes los hombres se desplazan hacia la derecha.

¿Qué explican estas tendencias? Primero, muchos de los autoproclamados socialistas no saben definir el término. Relacionan el socialismo con el wokeismo y un sentimiento de justicia social, no con un modelo económico. Además, perciben el capitalismo como corrupto, injusto y explotador, al tiempo que atribuyen los fracasos del socialismo a una mala implementación. Se resienten de los ricos. Por otra parte, sus vidas han sido relativamente cómodas. Desconocen la historia, y jamás vivieron bajo opresivos regímenes totalitarios. Tampoco fueron advertidos por sus abuelos y padres sobre las muertes y la miseria que trajo el comunismo del siglo XX.

Adicionalmente, son notoriamente progresistas los mensajes que emanan de las escuelas y las universidades, las películas y Netflix. Finalmente, las nuevas generaciones habitan las redes sociales. Allí se forman cámaras de eco que amplifican la radicalidad ideológica. Se potencia la frustración o la desilusión frente a una realidad menos glamorosa que la que se les había prometido. También es allí donde los hombres Z encuentran espacios conservadores para ventilar sus quejas contra los discursos de identidad y los movimientos como #MeToo, por ejemplo.

Los amantes de la libertad debemos reconquistar los ámbitos de la educación, el entretenimiento y las redes sociales y mejorar la oferta política partidista. Las nuevas generaciones son brillantes; sus mentes y corazones pueden hacer propio el ideal de la libertad. No requieren de lecturas pesadas o extensas clases de historia para comprender que los mercados libres, competitivos y globales engendran creatividad, innovación y prosperidad. Pueden apreciar cómo la cooperación social contribuye a la paz y aporta soluciones reales a los apremiantes problemas ambientales y sociales. Es necesario hacer hincapié en la moralidad de una sociedad libre. La realización personal y la felicidad se asocian con vidas conscientes, plenas de sentido, caracterizadas por el trabajo honrado, la responsabilidad personal, el respeto mutuo y la templanza.